Tenemos un verano especialmente caluroso, en el que ya hemos sufrido alguna ola de calor. Sin embargo, su brusquedad y duración depende de la zona geográfica donde nos encontremos.
En España, desde el año 2005, la temperatura que indica que hay una ola de calor se calcula mediante los registros, disponibles para cada provincia, a partir de los cuales se producen excesos de mortalidad.
Podríamos entonces redefinir el concepto de ola de calor como el episodio de al menos tres días consecutivos en el que como mínimo el 10% de las estaciones meteorológicas registran máximas por encima del percentil 95 de su serie histórica de temperaturas máximas diarias durante los meses de verano.
Recomendaciones a la población durante una ola de calor
- Límita tu exposición al sol y evita la actividad física prolongada en las horas centrales del día.
- Mantente en un lugar bien ventilado.
- Bebe abundante agua o líquidos, 150 ml cada hora aproximadamente. Asimismo, toma comidas ligeras y regulares, sobre todo frutas y verduras, fraccionándolas a lo largo del día y en cantidades moderadas.
- Utiliza ropa de colores claros y protégete la cabeza
- Presta especial atención a la población en mayor riesgo como lactantes, niños menores de 5 años, embarazadas, ancianos y personas con enfermedades crónicas.
Está comprobado que durante estas situaciones de ola de calor aumentan tanto los casos de mortalidad como los ingresos hospitalarios. Esto es debido, entre otros condicionantes, a que con las altas temperaturas los niveles de ozono y otros contaminantes del aire agravan problemas cardiovasculares y respiratorios. Lo mismo sucede con los niveles de polen y otros aeroalérgenos, que pueden desencadenar episodios de asma.
Una buena hidratación antes, durante y tras estos días de ola de calor nos ayudará a disfrutar plenamente de nuestro tiempo y a evitar problemas derivados de un déficit de líquidos en nuestro organismo.
